Una vez que lo hayáis leído os diré que no estoy muy de acuerdo con lo que se dice en él, porque creo que el autor se olvida de aspectos fundamentales de la teoría política de Platón al hacer su comparación. Vaya por delante que comparto las
críticas al neoliberalismo rampante actual y su proyecto de
apropiación global. No comparto, sin embargo, la equiparación
de esto con el pensamiento de Platón. Visto desde hoy el pensamiento
platónico puede resultar excluyente y autoritario, pero dejemos de
lado lo que debe a su contexto y conservemos lo que puede resultar de
utilidad para el momento actual. El origen del intento de reforma
social de Platón, (no otra cosa es su República, él también
creía, a su modo, que "otro mundo era posible") es su
crítica del sistema democrático imperante en su época. Según
Platón, la democracia ateniense estaba dirigida por una clase
política corrupta, mediocre e incompetente. Los dirigentes
democráticos eran demagogos que se valían de la ignorancia y la
indiferencia de los ciudadanos para alcanzar el poder y enriquecerse
con él. Para ello no dudaban en fomentar los peores instintos de
enfrentamiento entre esos mismos ciudadanos ni en denigrar al
oponente, sobre todo cuando, en raras ocasiones, se trataba de un
hombre sensato y honesto que denunciaba sus manejos. Creo que está
de más decir que muchos de estos rasgos de la democracia ateniense
están muy cerca de los actuales sistemas de representación.
Probablemente Platón habría estado de acuerdo con muchas de las
críticas de los movimientos como el 15M a nuestra deficiente
democracia. La diferencia, obviamente es que los movimientos de
indignados de hoy creen que la solución a estos males es "más
democracia", un desarrollo de los derechos ciudadanos que haga
posible una democracia real liberada de estos males. Por el contario,
Platón, guiado por su idea de que los seres humanos no tienen todos
las mismas capacidades intelectuales ni morales y añorando los
viejos ideales aristocráticos basados en la idea de virtud, creyó
que la solución a los males de la sociedad estaba en que ésta se
organizase de modo que cada individuo hiciera aquello para lo cual
estaba mejor dotado por la naturaleza. Pero lo importante es que,
como él mismo declara, su idea de seleccionar la función de cada
ciudadano en virtud de sus capacidades no tenía como fin la
apropiación del poder y de la riqueza por parte de una élite que
explotaría al resto (como ocurre ahora), sino, precisamente, buscar
la felicidad del conjunto de la ciudad cuando aquellos que fuesen
seleccionados para gobernar por sus méritos personales, no por su
riqueza, familia o relaciones, tuviesen como guía de su actuación
la práctica del bien y la justicia. La mayoría de los ciudadanos
estaría excluída sí del gobierno (como lo está, por otra parte,
ahora), pero la élite platónica gobernaría no en beneficio propio,
sino en bien de la sociedad en su conjunto. Y hasta tal punto Platón
no se hacía ilusiones sobre la incorruptibilidad de los gobernantes,
que les imponía un severo régimen de vida con la prohibición
expresa de poseer y acumular bienes propios. A diferencia del
proyecto platónico, no hay, en mi opinión, atisbo alguno en el sistema neolliberal
actual de proyecto social ni de búsqueda del bien común. Lo único
que se intenta es favorecer los intereses egoístas de una élite
económica -que no intelectual o moral- a riesgo de excluir de las
condiciones mínimas de vida digna a amplias capas de la población. Ahora os toca a vosotros sacar vuestras propias conclusiones.
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